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Yo diría que lo nuestro fue un flechazo, desde la primera clase se prometieron joderme al máximo porque resulta que yo les estaba robando una hora de recreo...
Y aún no contentos con su éxito jodiendo en todas las clases, me esperaban pacientes en el gimnasio de hostias al contado.
Me tienden la mano y me sonríen pensando "ahora no te queda otra que hablar francés, capullín".
¡Y luego resulta que no son los únicos alumnos, hasta los monitores a media jornada son alumnos!
Lo importante es que me guste y me lo pase bien, aunque no consiga salir del circulillo "lycée"
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